También conocidas como natillas de convento, estas natillas tienen la peculiaridad de que son más líquidas que las convencionales, el por qué es bien sencillo. Se espesan únicamente con yema de huevo, mientras que las otras llevan almidón, que espesa más. He elegido estas debido a su delicadeza en boca, como bien indica su nombre son finas, frágiles. A la hora de degustarlas parecen que nos acarician el paladar.
Ingredientes ( para 5 raciones)
- Medio litro de leche
- 6 yemas de huevo
- 100 gramos de azúcar
- Una rama de canela
- Piel de limón
- Piel de naranja
- Una vaina de vainilla o esencia de vainilla
Elaboración
- Primero hervimos la leche con los aromatizantes, y la dejamos perfumar unos cinco minutos.
- Mientras, mezclamos las yemas con el azúcar, ¡OJO! mezclamos, pero no batimos.
- Una vez enfriada un poco la leche, la mezclamos con la mezcla anterior, es recomendable echar un poco de leche para que se diluya bien el azúcar y las yemas, y después echar el resto de la leche. En este proceso al echar la leche la pasamos por un colador para que no entren los aromatizantes en la crema.
- Este paso es muy IMPORTANTE. Al espesar con las yemas no puede pasar la temperatura de 86ºC, ya que se cortarían. Por ello las haremos al baño maría. Sabremos cuando están hechas cuando al mojar una lengua en las natillas y pasemos el dedo por la misma, el surco que hemos hecho permanezca, si al hacer el surco este desaparece porque baja la crema, es que aún le queda un poco más.
- Una vez cuajadas las colamos y dejamos enfriar
Consejos
- La vainilla le da un sabor intenso y aromático a las natillas. Para usar una vaina , haremos una incisión de arriba hacia abajo en el centro de la vaina, la especie de pulpa que tiene en su interior es lo que da el aroma, por lo que lo echaremos en la leche.
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